Crecer, crecer, crecer

Me parece irónico que en nuestro siglo 21, dónde el conocimiento está más a nuestro alcance que nunca antes, sea también el tiempo donde la imaginación se aleje, a saltos de elefante. Cerrar los ojos e imaginar va siendo poco a poco sustituido por verdades irrefutables, y si quisiera imaginarme a Plutón como una esponja de cristal, alguien seguro me enseñaría inmediatamente las últimas fotos de la NASA. Pero: ¿sabían ustedes que estas fotos se las toma en blanco y negro, es más, que los telescopios ni siguiera tienen rollos?

Todos seguro recordamos ese primer libro que despertó en nosotros el arte de leer. Zezé, sentado en su “planta de naranja lima” me enseñó a crear mundos imaginarios. Momo y Atreyu de Michael Ende lograron que me pierda interminablemente en sus hojas, y un poco más lejanos pero aún inspiradores fueron Tom Sawyer y Huckleberry Finn, hasta que por arte de Garcia Márquez, una : “Crónica de una muerte anunciada” me atrapó irreversiblemente en el arte de perderse en un libro.

Crecemos y los hombres grises – los ladrones de tiempo de Momo- han sido reales. Cada día es más difícil encontrar minutos para alimentar nuestra creatividad: leer, construir, jugar imaginar soñar y explorar. Creemos en los dogmas que nos prohiben todas estas actividades, cual si fuesen pecados permitidos únicamente a l@s niñ@s. Y así, dejamos de crear. Y esa falta de imaginación vuelve realidad la otra pesadilla de Ende: ese vortex negro que acaba con el mundo de la fantasía. El fin de la historia interminable es posible que llegue en este siglo 21, a menos que cuidemos esa chispa infantil que cada uno lleva dentro.

Por eso, este año en la Fundación les invitamos a nuestro nuevo proyecto, nuestra Villa de las Artes. No pretende ser un campamento, con horarios determinados y decisiones ya establecidas. Pretende extender en el campo verde del Itchimbia tantas opciones como logremos abarcar. Para que los niños exploren su creatividad en un espacio seguro, y de esa manera tengan pistas para dejarse maravillar por lo que les guste: una invitación a rescatar el derecho a la aventura. Para que los jóvenes se sientan seguros y no juzgados en su fragilidad, en una sociedad en que absurdamente les va enseñando a no sentir. Para que los adultos recuerden la importancia de jugar de imaginar y de creer que corriendo, picando tres veces y con un salto, uno puede volar; que aguantando la respiración somos invisibles, y que nuestra mente puede mover cosas si realmente lo creemos.

Esta es nuestra invitación a guardar las trampas digitales, soltarse de las redes sociales y venir a explorar en vivo y en directo, no a través de una pantalla. En 3D! Porque son las cosas innecesarias las que realmente nos alimentan, y “perder el tiempo” explorando quienes somos y encontrando pistas de que queremos es un derecho irrefutable. Por eso, y para eso, los esperamos.

 

Chía Patiño, Directora Artística – Ejecutiva

Agosto, 2015

DESDEL TEATRO #115