Luisa Fernanda ¿Pensar o Sentir?

No es promoción prematura a una zarzuela, aunque pudiese serlo, pero es que me queda un día para entregar el editorial, que siempre cuesta tanto, y yo no logro salirme de la gran dicotomía que me tiene confundida más de un mes: ¿La vida hay que pensarla o sentirla? Quizás te ayude lector, leer la sinopsis de la zarzuela que está un poco más adelante en esta revista o simplemente te animes a saltar conmigo al debate mental que se hace un director escénico. Quienes me han preguntado muchas veces cómo empieza uno a dirigir, se divertirían mucho si pudiesen entrar en mi mente donde cuál ping pong juegan la partida de su vida: pensar, sentir, pensar, sentir, pensar, sentir…. Tablas.

Sé que tengo que hablar del teatro y me alegra ver que de poco a poco sí empezamos a convocar un público que logra vencer la pereza (pensar) y se deja ganar por la curiosidad (sentir), o se aventura al miedo de no encontrar boletos (pensar) para disfrutar de la magia de un espectáculo que nos hizo volar como ejemplo Hunan (sentir).

Imágenes imposiblemente maravillosas nos llenaron por dos horas (sentir, sentir, sentir).

Regreso a mi mente, al momento invadida por Luisa Fernanda la heroína de nuestra zarzuela. La historia puede complicarse tanto como uno lo decida, pero la esencia se destila siempre en una verdad muy simple: lo que nos permitimos sentir o lo que decidimos pensar. Hoy por hoy, para esta producción, por lo menos, me planto firme en el sentir como respuesta actual a la eterna pregunta: ¿Pensar o sentir?, ¿pensar o sentir?, ¿pensar o sentir? (Repítase ad nauseum…).

Sinopsis: Luisa Fernanda está perdidamente enamorada de Javier -¿Siente o piensa?- y es que esos amores eternos de juventud son explosivos y maravillosamente sentimentales. Javier sale a buscar fortuna y piensa regresar, aunque alguien piensa que su ambición lo pierde. Entra en escena Vidal, un rico campechano que golpea la puerta del corazón de Luisa Fernanda, pero Luisa quién se piensa enamorada aún de Javier, no escucha. Y así de simple se ha dado la vuelta a esa gran pregunta: ¿Luisa Fernanda está enamorada de Javier o piensa estarlo? Y si llegas a sentir algo por Vidal ¿Lograría reconocerlo?, ¿Cómo reconocemos lo que sentimos? ¿Nos sentimos enamorados o nos pensamos enamorados?

Esta maravillosa zarzuela abre este debate con una delicadeza tan sutil que sólo al final nos damos cuenta que ni los caracteres, ni los cantantes, ni en este caso el director escénico conocen el final: el final lo pones tú mi estimado público. Y lo elegirás balanceando cautelosamente lo que al momento está pesando y triunfando en tu corazón: ¿Estás sintiendo o estás pensando? Una vez más te vuelvo a invitar al teatro, para que pienses sobre lo que sientes o que simplemente… sientas.

 

Chía PatiñoDirectora Artística Ejecutiva

Octubre, 2010

DESDE EL TEATRO #56, Octubre 2010