Despertemos

DESPERTARES es un musicaL rock basado en La obra El Despertar de la Primavera (Frühlings Erwachen) de Frank Wedekind, y musicalizado por Duncan Shiek. Spring Awakening es una joya que aún a pesar de haber ganado ocho Tonys incluyendo el de mejor obra en su apertura en 2006, 4 Desk Awards y un Grammy, y volver a ganar tres premios Tony en su reciente reposición en el 2015 tiene una capacidad de transparencia entre los adultos que merece la pena explorar. Porque en Quito tiene vida desde el 2015 y los jóvenes lo piden de regreso constantemente. Y para ellos, en marzo, regresa este musical.

Esta obra fue escrita en 1891 y estrenada en Berlin en 1906. Una obra frontal que presenta temas relevantes sobre ta sexualidad en la pubertad, esa etapa tan frágil que llega antes de la adolescencia. Temas perennes humanos, que causaron y causan escándalos, pues presenta la sexualidad en su más inocente cara: cuando las hormonas atacan y el mundo no nos ha enseñado como debemos comportarnos. En menos de dos horas el público viaja en esta música confrontando escenas homo eróticas, masturbación, relaciones prematrimoniales, violaciones, suicidio y aborto. Entonces los padres delegan a los maestros la educación, y ante el miedo, el sistema castiga al rebelde, condena al distinto, ignora lo obvio y se olvida de el frágil. Es tan absurdo reprimir la sexualidad como ta gravedad: son fenómenos que llegan o caen por su propio peso.

El despertar a la sexualidad nos pone tan nerviosos que condenamos inmediatamente al sistema como el culpable, y nos lavamos las manos más rápido que Poncio Pilates. Sin embargo no observamos que la escuela que presenta Wedekind en 1891. mantiene una excelencia académica incomparable con los estándares actuales: el latín y Goethe al alcance de casi niños. Enseñar. Aprender. Cuestionar. Rebelarse aunque el precio sea
atto. Explorar y concluir.

En algún momento el mundo dejó de educar pues manipular al ignorante y al mediocre es más fácil. Los requisitos académicos actuales son mínimos. Se ha disfrazado la educación con títulos y universidades visiblemente impresionantes: brilla la cáscara, pero el condumio no tiene peso. Conozco abogados jóvenes que no entienden de ética o moral, pues el concepto ya no ha sido debatido en sus aulas, y pretenden tomar decisiones sin más meta que el bien personal. Y así hoy tenemos lideres que manejan a países como si fueran empresas. Magos manipuladores cuya mayor virtud es saber maquillar para engañar al ojo.

Y así, mientras cuiden de educar al adolecente cual borrego, lograrán desviar su mirada con un poquito del pasto, y ni se darán cuenta que los dirige un lobo. Por eso, la necesidad de despertar en nuestros jóvenes la fuerza intrínseca e incontenida de el cambio, educarlos para que sueñen por un mundo mejor. Despertar a los rebeldes, a los cuestionadores.

¡¡Despertemos!!

 

Chía Patiño, Directora Artística – Ejecutiva

Febrero, 2017

DESDEL TEATRO #133