¿Que Nos Queda?

Evaluamos muchas cosas por el tiempo que nos toma prepararlas…. Olvidamos demasiadas veces la reflexión de lo que nos queda: 8 funciones llenas de familias, premio inesperado de nuestra versión andina de la mágica ópera de Mozart.

Quisiera compartir un poquito de la magia que nos dejaron esos 8 días, apartando detalles como el número de títeres, personas en escena o el tiempo que tomó prepararlos.

Nos queda la imagen de familias enteras que optaron por compartir un momento juntos y entraron a nuestro Teatro Nacional Sucre con caras relajadas y sonrientes.

Nos quedan las carcajadas infantiles contrastadas por las risas tímidas de los adultos; afortunadamente, son muchas las posibles lecturas de esta ópera.
Nos queda la ternura impuesta por el sonido andino en el transcurso de la historia de Papageno y Tamino.
Nos queda la curiosidad de reconocer o intuir nuevas raíces.
Nos quedan nuevas palabras aprendidas y digeridas en este corto momento en nuestro idioma originario: el quichua o kichwa.
Nos queda el agradecimiento enorme e infinito a tantas y tantas personas que nos ayudaron, pues tenemos claro que esta obra nació por la voluntad de muchos.

Sobre todo, me queda claro que la ópera es un género asequible para todos y quienes siguen gritando al viento que es elitista hablan desde el prejuicio y la ignorancia, mientras que aquellos que la venden como un evento para gente cultivada, hablan desde su arrogancia.

Nos queda la certeza de que 150 minutos no son largos, cuando hemos sido atrapados por la magia de los titeres y La Flauta Mágica de Mozart.

Y a ti, ¿qué te queda?

 

Chía Patiño, Directora Artística – Ejecutiva

Julio, 2018

DESDEL TEATRO #151