Alan Kurdi:
¿Recuerdan el nombre? La historia? ¿Supieron el principio? ¿Sabemos el final?

¿Dónde está tu hogar?

Migrante. Es la sustantivación del verbo migrar, del verbo latino migro, cuya acción “cambiar de lugar” es predicable de personas o cosas; es quien ha cambiado de domicilio. Migrante, inmigrante, emigrante: el que sale, el que ha llegado, el que busca aún. “Migrar es encontrar un hogar, sin olvidar las raíces.”

Cruzar la Cara de la Luna fue estrenada en Houston en el 2010. Su creador y nuestro director invitado se basó en la historia de su padre, y su llegada a Estados Unidos desde Italia, cuando el mundo no rechazaba a quienes -no siempre por voluntad propia- buscaban un nuevo país para asentar su historia. Aquel que se cree de sangre pura encaja s6to en una utopia racista. Somos un planeta, y una sola especie humana, afortunadamente de bellas variaciones.

Hay quienes migran escapando las guerras, el hambre, porque son perseguidos o porque persiguen un sueño. Desprendiéndose dolorosamente de sus raíces, buscan un nuevo hogar. Quienes no tuvieron opción, echarán sus pocos tereques donde encuentren un poquito de esperanza. Llevarán seguro fotos para recordar y extrañarán siempre el pasado. Porque cuando el desplazamiento es forzado, será casi imposible encontrar la paz necesaria para sembrar raíces.

Cruzar la Cara de la Luna evidencia el rompimiento de las familias, cuando el desplazamiento es por el inútil sueño americano: la esperanza de “tener mas dinero, una casa más grande, diez veces más ropa”. Quien sale siente que sabe dónde pertenece, y soñará toda su vida en volver a casa. Son muchos los inmigrantes que fallaron en sentar raíces, y desconocen lo que es hogar. Con los bolsillos llenos y el tiempo en contra, de repente entienden que el precio pagado fue muy alto y que no hay dinero que alcance a regresar el tiempo.

E[ mundo ve con horror las enormes olas de migrantes en Europa, en Estados Unidos y hoy mismo nos llega a nosotros una nueva ola venezolana. Es imperante recordar que Ecuador ha pasado por crisis que forzaron a migrar a muchos y que las remesas salvaron a sus familias acá: ¿cómo cerrar las puertas?

El planeta nació sin fronteras y las lineas son mayormente imaginarias. Debemos mantener
los brazos abiertos, pues todos merecen una oportunidad al buscar un hogar.

La palabra hogar se deriva del latin focus-fuego. En cada casa en la antigüedad había una hoguera donde quienes se reunían se calentaban, se alimentaban o se
sentían seguros. Ese espacio de paz: ¿lo tienes? ¿Sabes tú, dónde está tu hogar?

 

Chía Patiño, Directora Artística – Ejecutiva

Septiembre, 2018

DESDEL TEATRO #153